En MID no somos negacionistas, pero tampoco ingenu@s y mucho menos superficiales. Germán define la pandemia como “una trama-urdimbre (ataque biológico a los pueblos)” (https://www.facebook.com/311431722397745/posts/1552623961611842/?extid=0&d=n ).
Hay algo que está provocando enfermedad y muerte, a lo que según el paradigma científico dominante en la actualidad le llamamos virus SARS-Cov-2, Covid-19. No está claro de dónde ni cómo ni cuándo ha surgido. Se debaten y estudian sus efectos, métodos de propagación y los sistemas de defensa más adecuados, sobre todo por la virología y la epidemiología, como es lógico. Los estragos que está produciendo han puesto en jaque a la sanidad pública, la economía y el equilibrio social y político. Para combatir la pandemia se han modificado costumbres y limitado derechos. No solo se discute de las respuestas políticas, sino que salen a relucir visiones del mundo pre-científicas e incluso “irracionales” (Luis Ocampo) de sustrato reaccionario, que se mezclan con propuestas de vida y conocimiento alternativas de corte progresista. Y todo ello en una realidad existencial muy dura para el pueblo, porque no llega el dinero imprescindible para vivir en esta sociedad, aumentan las desigualdades, hay miedo y dificultades añadidas para acceder a la sanidad, los niños/as no reciben la educación en condiciones adecuadas, y en general todos estamos con desasosiego y ansiedad.
La única salida oficial a esta crisis es un proceso de inmunización colectiva que, según el mencionado paradigma, puede ser acelerado mediante la administración de vacunas fabricadas por los grandes lobbies farmacéuticos y tecnológicos. El objetivo, “volver a la normalidad” tan pronto como sea posible y seguir viviendo “como antes”. En nuestro entorno socio-cultural occidental, esto significa mayoritariamente retomar la vida capitalista y los valores cristianos en un sistema de democracia liberal (en el caso de España, con la agravante monárquica) que, según cómo nos han adoctrinado, son las condiciones ideales para alcanzar la felicidad a medio o largo plazo.
Lo cual es demostrablemente falso, no hay ni puede haber evolución correcta con ninguno de los actuales sistemas de vida humanos, porque nunca se ha sabido de verdad qué es la vida ni cómo se debe vivir (https://www.facebook.com/german.martin.9/posts/3879097808796029 ). Pero la pandemia convierte en deseables esas condiciones “de (a)normalidad” incluso para quienes luchan contra ellas, y eso les desarma y retrasa los necesarios cambios que necesita la humanidad.
A mí esto me recuerda el golpe de estado del 23-F (23 de Febrero de 1981, España), cuando en un contexto de ebullición social a pesar de los Pactos de la Moncloa, una acción militar auspiciada desde el propio poder generó un trauma social que derivó en la legitimación de la constitución, la monarquía y la continuidad soterrada del régimen franquista.