“El Congreso abre sus puertas para una cena de nochebuena organizada por Mensajeros de la Paz para personas vulnerables”, titula Europa Press. En la foto, la presidenta del Congreso, la “socialista” Meritxell Batet, entrega una caja con comida escoltada por un orgulloso “padre” Ángel y un obispo.
¿Qué diferencia hay con los estrados de señoronas bajo carpa que recogían –y recogen- dinero “para los negritos”?
Mientras tanto, el salario mínimo interprofesional queda “congelado” y la ley antidesahucios sólo se prorroga mientras dure el estado de alarma. Tampoco siguen adelante las necesarias derogaciones de la reforma laboral y de la ley mordaza. Es decir, el ejecutivo y el legislativo, liderados por el PsoE, interiorizan literalmente el discurso de la derecha (capitalismo y catolicismo), asumen la desigualdad como realidad incuestionable, renuncian a conseguir la justicia social y se conforman con la “caridad”. Nada de derechos, sólo dádivas graciosas y excepcionales, que salgan bien en la foto y permitan a lxs poderosxs lavar su conciencia e “ir al cielo”. Pedro y Meritxell ya se lo tienen ganado, como buenos “socialistas”. ¿Se creen que esto va a amainar la protesta de la iglesia para mantener el predominio de los centros religiosos concertados? ¡Qué ilusos!
Es necesario que las socialistas reaccionen, que se liberen del síndrome de Estocolmo que es la socialdemocracia y sumen, a sus ideas primigenias, la orientación definitiva que Germán Martín Castro da en PROCESOS DE EVOLUCIÓN SUPERIOR (2019, Libro 2, Capítulo 2):
- Aceptación racional de que esa situación de bienestar y acomodo material es la propia y adecuada a la secuencia vital de cada ser humano, y vivir con seguridad de que siempre será así.
- Comprensión de que la vida en esas condiciones no es suficiente para el verdadero progreso y evolución de la persona.
Estos son los objetivos que debe perseguir el socialismo para recuperar y renovar su esencia, superando las limitaciones que le han hecho flaquear.