Cada vez que sale un veredicto de la justicia Española en las noticias, nos damos cuenta de cómo las leyes impuestas son injustas, por ello la situación y el estado moral social del ser pensante chocan con lo que escuchamos o vemos, aunque hay mucho que todavía desconocemos. Para ampliar esta conciencia social se debe poner al alcance de las personas medios teóricos/prácticos de análisis de la sociedad desde un gobierno del cambio.
La persona promedio actual parece o semeja ser un ente que ha vivido mucho, que está bastante sano, que se da cuenta de lo que pasa a su alrededor, (está ya consciente), y que además, está empezando a darse verdadera cuenta de que en muchos momentos y muchas cosas es dirigido (manipulado), y llevado por vías y caminos inverosímiles e incomprensibles (injustos e incorrectos).
Por ello no tenemos más remedio que llegar a la conclusión de que se vive en parámetros distorsionantes, y que se están dando pasos de ciego en el camino de la vida (evolución y progreso).
Todo indica que ya cualquier persona del pueblo, aunque no sea muy ilustrada, vislumbra y comprueba que muchas de las leyes que nos rigen y gran cantidad de normas corrientes de la vida que se presentan, no son las más adecuadas a lo que la persona normal promedio necesita para su verdadera evolución y progreso; más bien la mayoría de esas leyes y normas son (se hacen) inadecuadas, por injustas y negativas, (a veces nefastas) y por tanto no aptas ni aceptables.
Una de las causas del profundo malestar que sufren los pueblos, (sobre todo en occidente), es la situación anómala, y totalmente desvirtuada del concepto y uso de la más importante condición para la vida como es la JUSTICIA.
En efecto, por razones quizá ya imponderables, las naciones y los estados (sobre todo los de régimen capitalista), toman como leyes legítimas los códigos vigentes y las normas de uso práctico.
Nadie se percata, no sabe, o no quiere percatarse (aberración que se ha de pagar muy cara) de que esos códigos y normas que nos rigen, están hechas, en primer lugar, por los gobiernos y/o por los partidos vencedores que siempre han mirado y miran especialmente por la conservación de sus derechos que resultan ser muchos de ellos privilegios y sinecuras.
Por lo general (salvo excepciones) ningún legislador tiene presente y acepta o admite un auténtico sentido de la justicia en sí, y mucho menos si ese sentido de justicia tiene o no algo que ver con lo que se llama o implica un significado de valor democrático (también salvo excepciones).
Como en la secuencia de la vida, el sentido de justicia y democracia que se nota es tan impropio e inadecuado, no es de extrañar que las gentes (el pueblo) viva siempre como en ascuas y en un continuo malestar, sintiendo que su vida se empobrece y se deteriora.